LA BRUJA BUENA Y EL POBRE PASTOR

 

Una vez, en las trincheras del Cabriel existía una bruja buena con su águila real, un pobre pastor pobre que se ganaba la vida cuidando de sus cabras y un personaje misterioso que pronto descubriremos. La bruja vivía en una de las cuevas de las trincheras y el pastor siempre pasaba por allí.

 

Cada mañana, el pastor pasaba por la puerta de la casa de la bruja para darle leche. El pastor era alto, moreno y tenía los ojos muy claros y siempre llevaba las mismas zapatillas. La bruja necesitaba leche y más cosas para sus pociones. Ella era buena, no le quería hacer daño a nadie.

Quería hacer de su pueblo el mejor.

Era hija única y era huérfana, tenía apenas 19 años. Sus padres habían muerto en un accidente según ella. Algunos días la bruja y el pastor se iban a dar una vuelta por las trincheras, ya que había unas vistas espectaculares. La realidad es que su padre murió, pero su madre logró vivir por un conjuro.

La madre de la bruja, Cora, espiaba y vigilaba a su hija durante 24 horas todos los días. La bruja piensa que su madre murió cuando era pequeña, pero no es así. La madre escondió un anillo súper poderoso cerca de la casa de su hija. Ese anillo permitía resucitar a una persona. Un día por la mañana el pastor encontró un precioso anillo. La bruja y el pastor eran muy buenos amigos. El pastor no sabía lo poderoso que podía ser el anillo.

 

Una tarde, tumbados en la hierba el pastor se declaró. Resultaba ser el anillo de su madre.

Como el pastor tenía el anillo, el poderoso poder lo mató. De inmediato lo vio la bruja y no sabía lo que hacer. Recordó un hechizo que le dijo su madre, de pequeña. Se trataba de que el anillo estaba hecho de un material con poder suficiente hasta para resucitar a una persona. La bruja lo rompió, hizo el hechizo y el pobre pastor volvió a la vida. Vivieron felices y comieron perdices.

FIN